Peter E. Pan - ID

Nacido en Londres, Peter nunca quiso crecer. Jamás en la vida pensó en hacerse un adulto y acatar aquellas responsabilidades que tantas veces había oído hablar a su padre y su madre. Por ello, con tan solo unos once años, se escapó de casa en mitad de la noche. ¿A dónde? A un parque conocido por el nombre de Kensington Gardens. En ese instante el muchacho andaba perdido sin saber a dónde ir... Hasta que conoció a un hada, cuyo nombre era el de Campanilla. Esa pequeña hada sería la encargada de dirigir al muchacho a un lugar jamás visto para los ojos de cualquier niño, un lugar que se encontraba tras atravesar aquella segunda estrella a la derecha. Increíble pero cierto. Podría ver los planetas, dimensiones desconocidas para el ojo humano... Todo conseguir recto hasta el amanecer... Todo para llegar a aquella isla denominada; Nunca Jamás.

Allí Peter se convirtió en el niño maravilla. Nunca crecía, era eterno. Podría volar, y vivir la vida tal y como siempre quiso. Niños perdidos, indios, piratas... Nunca Jamás era su hogar, viviría las aventuras que más tarde otros niños tras los muros espaciales contarían. Una de sus más famosas aventuras fue cuando le cortó la mano derecha al capitán Garfio, provocando que ésta fuese devorada por el cocodrilo más conocido del lugar, Tic Toc. Peter se convirtió en el jefe de los niños perdidos y no había dia en el que no se dedicase a sabotear a aquellos gruñones de poca monta que eran los piratas.

Un día decidió atravesar el portal para llegar a Londres y escuchar sus historias en boca de otros. Paseaba sobre el cielo hasta decidir qué casa visitar, acabando así en la de los Darling. Allí junto con Campanilla podía oír sus historias, aquellas que prácticamente le subían el ego de forma desmesurada. Las oía y volvía a contar a sus compañeros de Nunca Jamás. Pero algo ocurriría en la vida de Peter dónde en vez de regresar a Londres para seguir con sus historias, que cambiaría la vida del muchacho. Una carta llegó a su isla, una para cada uno del grupo de Peter, incluso las hadas tenían cartas... ¿Qué era?. Existía una escuela que reclamaba la presencia de todos aquellos jovenzuelos. ¿Cómo? ¿Crecer? Ni loco. Aunque al saber que los piratas también iban, ello captó la atención del joven, decidiendo ir a esa escuela. ¿Afectaría acaso a su edad? Si, pues incluso aquello no le importaba, ya que cada año iba, creciendo sin más, divirtiéndose como si nada en aquel lugar dónde Garfio sería parte del profesorado. Entró en Gryffndor, y poco a poco iría conociendo a esos personajes de otros mundos, y daría paso a un millar de aventuras que en la vida se habría imaginado. Además, Campanilla entraba también con los demás de Nunca Jamás, con lo cual, se sentía como en casa. Y para colmo el primer año conoció al que sería su mejor amigo, Jack H. Frost, un Slytherin con el que se divertiría bastante y que además, se asemejaba bastante a lo que él es en el mundo de los cuentos, un niño eterno.

Inmaduro e infantil, nunca ha querido crecer, pero eso de ir a una escuela mágica le parece super divertido y llamativo. Egocéntrico, no hay nada que le guste más que ser el completo protagonista de sus aventuras. Su sonrisa es dificil de borrar y más que nada porque es considerado el jefe del grupillo. No le cuesta para nada socializar con la gente, en absoluto es completamente extrovertido y abierto a nuevas amistades. Se mete en innumerables líos, pero de alguna forma consigue escaquearse de los castigos. Suele saltarse las clases porque lo que realmente le gusta es sobrevolar el castillo y hacer de las suyas. Sus mejores amigos se encuentran en Slytherin, que son Campanilla y Jack, y claro hace lo imposible para entrar y hablar con ellos para hacerle alguna trastada a Garfio. No, de ese no se pierde ninguna clase, principalmente para que tenga su careto más que presente durante su día a día.
Por naturaleza es un sinvergüenza, y un completo niño. Puede crecer pero sigue siendo el eterno niño de Nunca Jamás. Tiene cierta curiosidad en saber de su pasado, pero claro eso implica saber de sus padres y tal... cosa que de alguna forma le da miedo. Cabezota y orgulloso, si no gana se pica de una forma impresionante hasta conseguir lo que quiere. En los amorios no es de atarse ni de sentir esas cosas, pues eso lo ve en un mundo que no pertenece al suyo, él quiere ser libre como el aire y hacer lo que le plazca. Llega a ser un poco entrometido, pero jamás lo hace con mala intención.

x En sus noches de Nunca Jamás siempre pensaba en sus padres por como los demás niños echaban de menos a los suyos. Era un sentimiento raro, pero a la vez se aliviaba con la compañía de sus hadas o tocando su flauta de Pan.
x Le gustaba espiar las fiestas de las hadas para disfrutar de las melodías que iban reproduciendo las mismas, hasta se unía a la hora de surcar los cielos con ellas.
x Su travesura favorita es esconder el garfio de del pirata conocido con el mismo nombre.
x Las sirenas captan su atención, pues ya no es que sean bellas sino que parecen realmente interesadas en oír las historias dónde el joven es prota.
x Le encanta el quidditch y si planea seguir creciendo allí, acabaría siendo un jugador profesional.
x Por las noches surca el cielo de Hogwarts antes de irse a la cama, y si puede vuelve a meterse entre los árboles para tocar la flauta.
x Le interesa un poco el tema de la orquesta, aunque saca de quicio al encargado de ella, Sebastian.